Estimados amigos y vecinos (as). Muchas personas me han preguntado porqué no he escrito nada en mi blog sobre los últimos acontecimientos, por todos ya conocidos. La verdad es que medité mucho sobre el tema y decidí tomarme mi tiempo para plasmar correctamente mi sentir, sin dejarme llevar por la ira o la irracionalidad, que son sentimientos muy alejados de mi constructo personal.

Hoy, a  unos cuantos días de ser despedido sin aviso previo por el sólo hecho de disentir o pensar diferente, quiero hacer una suerte de corolario, a modo de dar vuelta la página y cerrar este capítulo de mi vida.

Tras escuchar al gran Facundo Cabral, pude entender que el “tren de la vida” no se detiene; que nuestra existencia está llena de momentos alegres y tristes; que tras episodios difíciles hay que necesariamente escapar de la nostalgia que nos condena al pasado; que la vida exige ser fuerte; que uno debe sentirse orgulloso del cariño y valores entregados por tus padres; que siempre hay que actuar con nobleza  y, quizás lo más importante, que debemos tener la tranquilidad que cuando hacemos las cosas por amor y por convicción, nuestro paso por este mundo deja huellas imborrables.

No tengo odio ni rencor, eso es para corazones pobres y egoístas. Siento que puedo caminar con la frente en alto y mirando a los ojos. Es por ello que continuaré mi labor y compromiso con mi pueblo y con mi gente, buscando el bien común y  defendiendo siempre la libertad y la justicia social.

Sé que el sentido de la vida está en ella misma y en la forma en que la enfrentamos. Sé que los caminos difíciles conducen a lugares maravillosos y que cuando uno realmente quiere algo, el universo entero conspira para que lo logre.

Gracias a todas y todos por sus muestras de cariño y apoyo, especialmente a mi hermosa familia que ha estado siempre a mi lado.