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De Bad Bentheim a Würzburg

Algo más de 5 horas tomó llegar en tren a Würzburg desde las estación de Bad Bentheim, en la Baja Sajonia. Era un viernes 15 de noviembre del 2002. Mi destino era esta hermosa ciudad de la Alemania central (Baviera), capital de la Baja Franconia, ubicada a orillas del río Meno (Main).

Al llegar a Würzburg, lo primero que resalta es la calidez de la ciudad y su impronta universitaria. La riqueza de su pasado emerge en cada metro de su bellísimo centro histórico, detalle no menor, considerando el hecho que fue una de las ciudades más castigadas durante la Segunda Guerra Mundial.

Café Cairo, un conocido local de música en vivo, nos esperaba al día siguiente para la realización de un show en vivo con Exsimio y los dueños de casa Perennial Quest, evento en cual me tocó fungir como sonidista. Nuestro anfitrión, Charly Heidenreich, un simpático y carismático promotor de música de vanguardia local, nos acompañó a recorrer la ciudad pre concierto, incluyendo un carrete de medianoche en el Das Boot, un increíble barco instalado en el río Meno que funciona como disco/pub.

Dormimos en una casa que funcionaba como comunidad hippie, lo cual fue realmente divertido. Al otro día pudimos recorrer el centro de Würzburg para conocer algunos atractivos de la ciudad, como la Plaza del Mercado, atravesando luego la Domstrasse que conecta la catedral con el Puente Viejo, en donde se puede apreciar el Viejo Ayuntamiento o Grafeneckart.

A un costado de la catedral de San Kilian se yergue otro edificio religioso de gran belleza como es el Neomünster, un templo de estilo barroco del Siglo XVI.

Si queda algo de tiempo, es imperdible visitar La Residencia o Resindenz. Se trata de una de las postales más hermosas de la ciudad correspondiente a uno de los mayores palacios barrocos de Europa, construido a partir de 1720 para que los Príncipes-Obispos de Würzburg trasladaran su sede desde la antigua fortaleza de Marienberg, declarado además como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1981.

Finalmente, toda visita a Würzburg requiere una pasada por el Memorial a Röntgen, un homenaje que brinda la ciudad al ingeniero mecánico y físico alemán Wilhelm Conrad Röntgen, descubridor de los Rayos X, ya que fue justamente en este lugar donde en el científico alemán desarrolló este trascendental adelanto médico que le llevó a ser galardonado con el primer Premio Nobel de Física en 1901.

Tras el fugaz paso por Würzburg, el tren nuevamente me esperaba. Esta vez para otro periplo hasta Holanda.

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