En agosto de 2007 alcancé el punto más lejano de mis salidas. Mi impulso patiperro me llevó hasta Bergen, hermoso puerto de Noruega conocido como la puerta de entrada a sus famosos fiordos.

El viaje desde Oslo fue de casi una hora a través de Norwegian Air. En un santiamén ya estábamos descendiendo en el moderno aeropuerto de Flesland, el que por cierto está un tanto alejado de la ciudad (17 kilómetros, aproximadamente) y cuyo precio de traslado en taxi evidencia la “primera señal” del costo de vida de los noruegos.

Bergen es la segunda ciudad más importante de Noruega y su fundación data de 1070, cuando el rey Olaf Haraldsson (Olaf III) decidió emplazar un asentamiento de tipo estratégico en la zona, el cual años más tarde se convertiría en una de las urbes más importantes de la Liga Hanseática (Federación comercial y defensiva de ciudades del norte de Europa),  transformándose en un importante kontor o puesto comercial de este organismo, el cual servía además para cobijar a los comerciantes alojados en los principales países del norte del continente.

Bautizada como la “Ciudad de las Siete Montañas”, Bergen es ampliamente reconocida por su gran belleza y el cuidado patrimonial. De hecho, aún es posible encontrar añosos barrios de casas blancas de madera, especialmente en zonas como Nordnes y Sandviken, además de una gran cantidad de edificios de arquitectura neoclásica y calles adoquinadas en perfecto estado, cuyo origen data del siglo XIX.

La ciudad puerto se va extendiendo hacia los cerros que la rodean, dotándola de llamativos micro barrios, en donde destaca la perfecta armonía entre naturaleza y modernidad, en lo que podría definirse como el notable esfuerzo de sus creadores para construir una ciudad  acogedora y a escala humana.

Postal inequívoca de esta ciudad son sus famosas “casas inclinadas” de sugerentes colores que engalanan el barrio del muelle hanseático, las cuales se conservan del Siglo XVIII, y donde incluso es posible encontrar drakkars y artículos de la cultura vikinga, además de oficinas de servicios,  tiendas y restaurantes, los que se adaptan perfectamente al tipo de construcción en madera, constituyendo hermosos tesoros arquitectónicos por los cuales la Unesco concedió el título de patrimonio de la humanidad en 1979.

En el ámbito cultural, Bergen ha sido de cuna de importantes personalidades, como el afamado compositor Edvard Grieg o el físico Ivar Giaever, Premio Nobel de Física de 1973, además cuenta con una de las orquestas más antiguas del mundo, como es la Filarmónica de Bergen, creada en 1765 y que en la actualidad está compuesta por cien músicos.

El rock también aporta, de una forma tal vez insospechada, a la fama a la ciudad. Esta vez, desde su vereda más extrema y oculta,  ya que desde los 90’s, Bergen ha sido reconocida mundialmente como la capital del “Black Metal” noruego. Esto porque desde sus entrañas han emergido reconocidas bandas del género, como Burzum, Enslaved, Inmortal, Borknagar y Gorgorth,  entre otras.

De hecho, una de las cosas que más llama la atención es la gran cantidad de metaleros que caminaban por sus intrincadas calles con poleras de estos íconos del sonido oscuro del metal, que me hacen imposible no recordar aquellas macabras narraciones de  episodios vividos en la ciudad a principios de los 90’s, cuando seguidores radicales del movimiento, como el líder de Burzum, Varg Virkness, iniciaron en 1992 una oleada de atentados a iglesias cristianas, como fueron los ataques incendiarios a Falntoft, Skjold y Holmenkollen, en lo que ellos consideraban como una reivindicación del paganismo y la promoción de un retorno de los habitantes del viejo continente a la práctica de una religiosidad propiamente europea.

Bergen irradia y respira historia, desde su boulevard principal hasta los puntos más altos del puerto, cada calle y cada pasaje definen la esencia de esta maravillosa ciudad que se mantiene firme ante el paso de los siglos, con destinos imperdibles como el castillo de Frederiksberg, el funicular Fløibanen que te lleva al monte Fløyen,  el acuario de Bergen, la Fortaleza de Bergenhus, imponente construcción medieval de tipo castillo, además de los magníficos museos de diversas temáticas que existen en la ciudad.

Si tienen la oportunidad de llegar hasta ese hermoso rincón de Noruega, ni siquiera duden tomarse el tiempo para reocrrerla. La satisfacción y el enamoramiento están completamente garantizados.

(*) Saludos más que especiales para Hanne Tangstad y los chicos de Ampera, así como la gente de Inside Music Club por su amabilidad. Fueron hermosos momentos los que vivimos en Bergen, algún día espero volver a esa bella tierra.