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Neuenhaus, por las venas de la Baja Sajonia

Una de las sensaciones más maravillosas de viajar radica la posibilidad siempre cierta de acceder a lugares de los cuales poco o nada manejas, en términos de conocimiento previo. Tal fue mi experiencia con Neuenhaus, un apacible rincón al oeste de Baja Sajonia, en Alemania, perteneciente al condado de Bentheim.

Muy temprano, el miércoles 13 de noviembre de 2002, llegamos a la estación de trenes de Bad Bentheim, ciudad cercana y ubicada al sur de Nehuenhaus. Habíamos viajado junto a los chicos de Exsimio desde Verviers (Bélgica), en lo que fue un desplazamiento muy cómodo y llevadero de 7 horas, lo cual me permitió llegar con toda la energía que requiere el primer encuentro con una ciudad de Alemania y su gente, aunque ya en el trayecto del tren había podido vislumbrar fugazmente la majestuosidad del río Rin y la impronta industrial  de ciudades como Düsseldorf.

Allí nos esperaban nuestros anfitriones, Christiane y Wilfried Poetter, una encantadora y joven pareja, tan locos por la música como el que narra esta historia, quienes nos trasladaron hasta su casa en Nehuehaus para almorzar y descansar un poco del viaje.

Neuenhaus, con una población actual de algo más de 9 mil habitantes, fue fundada por el conde Johannes II de Bentheim en 1317, como parte de la ruta comercial entre Münster y Amsterdam. El nuevo asentamiento (donde también existían un castillo para garantizar su seguridad) alcanzó un rápido crecimiento y recibió los derechos de la ciudad en 1369, alcanzando mayor ampliación en 1970, a través de la fusión de las comunidades, anteriormente autónomas, de Grasdorf, Hilten y Veldhausen.

En esta maravillosa ciudad/pueblo, en donde se mezcla el aire bucólico de su corazón agrícola y la modernidad teutona, realizamos al día siguiente un fenomenal concierto junto a la banda local Mind Circus, en el Centro Cultural “Jugendtreff”, un llamativo espacio concebido para el desarrollo de las expresiones artísticas.

Nehuenhaus me pareció un lugar fascinante, sin la grandilocuencia de las mega ciudades, pero con todo lo que requiere para llevar una vida plena y sin sobresaltos, en una simbiosis perfecta con su entorno, con espacios amplios en donde el solo hecho de caminar resulta un deleite.

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