Comentarios recientes

Páginas

Camino a Chungará, por los senderos del indio

Estando en Arica, con mochila en mano, decidí emprender un viaje que desde años me había autoprometido. Después de una breve caminata por el Valle de Lluta, partimos rumbo al Lago Chungará, el lago no navegable más alto del mundo. El desafío era mayúsculo, toda vez que era la primera vez me enfrentaba a un periplo cuyo destino representaba el no despreciable detalle de estar situado sobre los 4.500 metros de altura, ya antes había vivido una experiencia similar en Toluca (México), que era la mitad, por lo que la sensación era una mezcla extraña de emoción e incertidumbre.

Imponentes pasaban ante nosotros los geoglifos de Lluta, con sus añosas figuras de piedras incrustadas en el suelo, las que se atribuyen al periodo incaico y con el siempre peculiar rasgo de la dirección hacia el mar. A muy corto andar llegamos al pueblo de Poconchile, la primera parada de nuestro viaje.

Luego aparecieron los famosos cactus “candelabro”, con su peculiar forma y a 2.400 metros pudimos ser testigo del extraño fenómeno magnético  de la “Quebrada de Cardones”, en donde los vehículos retroceden en plena bajada (proceso inverso a lo que debería suceder) como si fuesen atraídos por un imán gigante. Un efecto de la física que resulta impresionante desde todo punto de vista.

A los 3 mil metros nos encontramos con el pucará de Copaquilla, que se presume pre incaico, y un poco más adelante el tambo de Zapahuira, antesala del camino a Socoroma, pueblito  de 40 habitantes en donde se produce orégano de alta calidad.

El siguiente destino fue Putre, la ciudad más importante de Parinacota, con sus imponentes nevados y una población cercana a los 2 mil habitantes, desde donde se puede apreciar una hermosa postal del Altiplano y del Parque Nacional Lauca, con su recuperada población de vicuñas, vizcachas  y ñandúes (o zuris). Lo más impresionante fue divisar junto al camino a una pareja de huemules, lo cual nos tranquiliza, pensando en la fragilidad que experimentó la especie hace algunos años.

Tras subir a los 4 mil 500 metros, junto a la carretera, es posible divisar los imponentes picos del volcán Tacora y en medio del paisaje, el apacible Chungará,  el lago no navegable más alto del mundo, permanentemente visitado y cautelado por manadas de vicuñas y  alpacas. Una postal que vale la pena registrar, pese al apremio de la puna, ya que evoca una experiencia mágica y trascendental, en donde la energía de las personas se mimetiza con la atmósfera única que genera el lugar.

 

One Comment

  • FreeBSD VPS

    05/05/2016 at 10:24

    Aquellos comuneros que nos han acompa ado por los caminos y senderos, especialmente los de mayor edad, conocen e identifican con toda precisi n el “camino del Inka” y lo distinguen de las v as posteriores. Son capaces de discriminar incluso las superposiciones y modificaciones que el

    Responder

Agregar un comentario