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La leyenda de la Laguna de Talcamávida

Mucho antes de la llegada de los españoles, vivían en el lugar que hoy es Talcamávida, la tribu de los Antíleos y al otro lado del río, habitaban los Paillaleos, tribus enemigas entre sí.

Narra la leyenda que las luchas constantes avivaban el odio de las tribus, hasta que el amor de los hijos de lo caciques vino a complicar más la situación.

La hija menor del cacique Antíleo era pretendida por el hijo mayor del cacique Paillaleo. Con este propósito ambas familias se reunieron para comprar los regalos y la joven mocetona. No obstante, el ofrecimiento fue rechazado por el padre de la novia, volviendo ambas tribus a la situación anterior.

Mientras tanto el hijo del cacique Huilquilemu, hoy Rere, al enterarse de lo ocurrido, se presentó al cacique Antíleo ofreciendo una gran cantidad de regalos por la hermosa joven, siendo el ofrecimiento aceptado por el padre de la niña.

La fiesta que se preparó fue fastuosa y al caer la tarde de un día lluvioso del mes de julio se efectuó la ceremonia de matrimonio ante una enorme asistencia.

Al acercarse la medianoche y cuando nadie lo esperaba, se presentaron los Paillaleos, resueltos a tomar venganza por el desaire recibido.

Los del festín, aunque tomados por sorpresa, presentaron fuerte resistencia, retirándose hacia los montes cercanos y boscosos. La retirada fue trágica, llevándose siempre a la joven araucana por delante, ya que entendían las intenciones de sus adversarios.

Viendo que la muchacha se escapaba, los Paillaleos hicieron un esfuerzo supremo y lograron apoderase de la joven para luego emprender retirada hacia el río. Al darse cuenta los Antíleos y Huilquilemu, éstos persiguieron a sus adversarios.

Mientras sucedía esto, se desencadenó una tempestad nunca vista de truenos, relámpagos y vientos huracanados, en forma que infundía pavor. Los combatientes llegaron por fin a orillas del río Bío Bío que iba torrentoso y de avenida. Allí s dio la postrera y más trágica batalla, el desastre fue completo, pereciendo los tres jóvenes mocetones araucanos y casi todos los miembros de las tribus.

La fama de lo acontecido se extendió por los contornos, haciéndose célebre. Se transmitió de generación en generación y el cerro recibió desde entonces el nombre de Tralcamahuida, es decir, “Montaña del Trueno”, denominación que se conserva hasta hoy.

Al día siguiente de la noche trágica, se dice que apareció una pequeña y profunda laguna, la cual hoy acompaña el poblado. La leyenda dice que se formó con el llanto de las almas de los que perecieron esa noche fatal y por el estremecimiento que sufrió la tierra con aquella tempestad infernal de truenos, lluvia y relámpagos.

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