Cosas simples como iniciar una travesía, aún sin definir un destino, disfrutar el canto de las aves es medio de un bosque,  o tal vez estrechar una mano que te energice, ya que de algún modo ella comparte tus anhelos y alegría, o quizás la fraternidad de la familia, o el sutil encanto de la naturaleza, que a pesar de todo siempre está ahí, abriéndose camino…. En un mundo plagado de espejismos y contradicciones, las cosas simples nos acercan a la frontera de la felicidad. Lo curioso es que muchas veces están más cerca de lo que pensamos, sin embargo, la miopía individualista y la vorágine modernista parecen alejarnos del camino, de la plenitud.