Una escapada a Pucón se traduce siempre en la oportunidad para recargar energías, por lo menos en mi caso. Un espacio reparador propiciado por el encanto de una ciudad que llama a la paz interior y a la espiritualidad.
Algunos días bastan para alinear las chakras y regresar con nuevos bríos al ruedo de la cotidianidad. La lluvia intensa no importa, es purificadora, mientras que los paisajes, las caminatas y el aire puro hicieron el resto. Algo avancé también con mis escritos, así que espero completar mi siguiente obra dentro de poco
Y bien acompañado, como siempre, ¡nada puede ser mejor!
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