El “conchito” del clan, la menor de mis retoños, reservada pero no por eso menos aguerrida, y ya no tan pequeña: Romina Barrenechea, mi hermosa “cebollita”, futura psicóloga y apañadora de los planes locos de su padre.
El tiempo pasa. Vamos sumando vueltas al sol, y en medio del camino, nos damos cuenta cómo crecen nuestros hijos. En mi caso, me siento feliz por cada uno de ellos. Todos nobles, sencillos y con un tremendo espíritu de superación, especialmente mi “cebollita”.
“Lo más difícil es la decisión de actuar: el resto es mera tenacidad”. Romi eres un sol que resplandece, radiante, inagotable.




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